La esencia de un dulce sueño de luna:
El mar que arrastra palabras de arena,
Palabras que son máscaras de pena,
Arrastradas donde no hay pena alguna.
La confusión del hechizo, oportuna,
El despertar del hechizo que llena,
El vacío del despertar, condena;
La condena duele como ninguna.
Creí que no creería nunca más,
Que al abrir los ojos todo se iría,
Pero me fui yo, sin mirar atrás.
Después de esa noche no vino el día,
Y ya no volví a soñar nunca más:
Vi que mi vida se desvanecía.
19 d’abr. 2009
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